TANGO, UNA MARCA REGISTRADA
Sin lugar a dudas el tango es una de las principales cartas de presentación de los argentinos en el exterior.
El origen de su nombre, como el de varios de los personajes que lo hicieron popular, cuenta con varias versiones. La más acertada parece ser la que dice que proviene del sonido de un parche (tan-gó), que los negros usaban en sus bailes. Por otro lado, varios historiadores sostienen que el tango no tiene ningún punto en común con el afro candombe.
A pesar de que hoy es reconocido como una parte insustituible del patrimonio cultural de la ciudad, en sus comienzos, el tango carecía de todo tipo de comprensión por parte de la alta sociedad debido a sus orígenes humildes. Para los altos estratos de la sociedad era imposible aceptar como propio un estilo musical nacido de los piringundines y burdeles ubicados en los arrabales de Buenos Aires, como Barracas al Sur, en Avellaneda, la Batería, en Retiro, o los Corrales Viejos, en Parque Patricios.
Su origen marginal le valió al tango una etapa de prohibición. A pesar de eso, en ciertos cafetines de la ciudad comenzaron a surgir músicos brillantes como los pianistas Agustín Bardi, Roberto Firpo y Samuel Castriota; los bandoneonistas Vicente Greco y Eduardo Arolas o el violinista Francisco Canaro, entre otros. Esa camada de músicos fue bautizada como la «Guardia Vieja».
Poco a poco fueron apareciendo lugares como La Marina, La Turca, La Taquera, La Popular, El Griego, Las Flores, El Argentino y El Royal, en los cuales el tango comenzó a expandirse. En aquellos lugares los integrantes de la «Guardia Vieja» ya formaban pequeños conjuntos, que luego derivaron en la formación de las primeras orquestas. Quizá, parte de la magia que tienen las melodías del tango provenga de un pequeño detalle. Muchos de aquellos hombres, que comenzaron a popularizar ese movimiento musical, componían sin saber siquiera lo que era una partitura.
Sin dudas, el baile siempre fue una parte fundamental dentro del tango. La danza cuenta con dos características muy particulares: la primera es que hay una diferencia entre los movimientos del as piernas y el torso. La segunda es que el tango se apoya en la melodía, mientras que el resto de las danzas lo hacen en el ritmo. La danza fue precisamente, la que hizo triunfar al tango en París hacia el año 1913. Gracias a ese hecho, lentamente comenzó a ser bien visto en la alta sociedad de Buenos Aires.
Finalizando la década del ´10 irrumpió una nueva generación de notables músicos y compositores, entre los que se destacaron Julio de Caro, Pedro Mafia, Juan Carlos Cobián, Anselmo Aieta, Osvaldo Pugliese y Edgardo Donato. Pero fue sin dudas Carlos Gardel quien marcó un antes y un después, cuando en 1917 inauguró el tango canción, con «Mi noche triste», de Samuel Castriota y Pascual Contursi. A partir de allí el tango cargaría por siempre con su impronta nostálgica, que se haría conocida en todo el mundo. En aquella época además de Gardel, los principales cantores eran Ignacio Corsini y Agustín Magaldi. Sin embargo, el tango no sólo era cosa de hombres: Tita Merello, Azucena Maizani, Nelly Omar, Ada Falcón y Rosita Quiroga, escribieron también gloriosas páginas de su historia.
La década del ´40 fue cuando se consolidan las grandes y brillantes orquestas y quizás cuando el tango alcanzó su mayor grado de popularidad.
Fue una época mágica, ya que allí se fusionaron las letras de antiguos poetas como La Pera, Discépolo y Cadícamo, con una nueva corriente encabezada por Homero Manzi, entre otros. Por el lado de los cantores fue el momento de nombres como Edmundo Rivero, Floreal Ruiz, Fiorentino y ángel Vargas.
Finalizando la década del ´50 nace el denominado «tango de vanguardia» de la mano del enorme Astor Piazzolla. Pese a que fue un poco resistido en nuestro país ese nuevo estilo conquistó a todo el mundo.
Lo que alguna vez comenzó como un improvisado baile, fue transformándose en las manos de brillantes músicos, quienes inspirados en el sentimiento popular fueron construyendo en sus composiciones algo mucho más importante que un estilo musical. Es así, como al escuchar un tango, es imposible evitar sumergirse en una de las partes brillantes de la cultura porteña.
Recorridos:
Circuito Carlos Gardel en subte línea B:
.Estación Federico Lacroze: Tumba y Monumento a Carlos Gardel, Cementerio de la Chacarita, Av. Guzmán 790.
.Estación Carlos Gardel: Monumento y Casa de Carlos Gardel, en calle Jean Jaures 763.
.Estación Callao: Museo SADAIC, en Av. Lavalle 1547 1er piso. Lunes a viernes de 12 a 15 hs. Tel: 4379-8600, Int. 8539.
. Estación Carlos Pellegrini: «La Esquina del tango», Av. Corrientes y Esmeralda, placas en homenaje a Carlos Gardel y a otras figuras.
.Estación L. N. Alem: Plazoleta del Tango Murales.
Además:
.Cruce de las avenidas Martín García, Paseo Colon y Alte. Brown. La Boca.
.Esquina de Martiniano Leguizamón e/ avenida Riestra y Delfín Galle. Villa Lugano.


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