CONJUNTO JESUITICO DE SANTA ANA
A sólo 2 kilómetros del acceso a la ciudad de Santa Ana, se ubica una de las reducciones jesuíticas que sobreviven al paso del tiempo. Gracias al trabajo incesante de preservación del patrimonio histórico, se logró frenar el avance de la selva misionera que destruía las estructuras pareciendo querer recuperar el claro.
La Misión Jesuítica de Santa Ana tuvo su origen en el actual territorio brasileño, en el año 1633, en la región de Tapé. A orillas del Río Igay, esta estancia –junto a otras- se encontraba bajo constantes ataques de los bandeirantes (incursiones portuguesas en territorios reclamados por Portugal), viéndose obligada a emigrar para el año 1637.
En el año 1639 la Misión Jesuítica se trasladó a orillas del río Paraná en actual territorio argentino, cerca de donde se estableció definitivamente para el año 1660.
La reducción jesuita se diseñó, como tantos otros, con un trazado alrededor de la plaza. En el acceso había dos capillas, cuyos restos todavía se pueden observar y el acceso actual rememora dicho histórico acceso.
Alrededor de la plaza se encontraban las viviendas, la iglesia y el cabildo. Lo que ahora son ruinas apuntaladas y cubiertas en parte con raíces de árboles, eran también la casa de los Padres, la escuela, el cementerio, una huerta, el coty-guazú y otras dependencias comunitarias.
Pero esta estancia se diferencia de otras, en especial por su particularidad de tener grandes cambios de nivel. El conjunto principal se encuentra elevado por sobre el resto y unido por una gran escalinata de acceso. Dicho aspecto de monumentalidad era poco común en las construcciones jesuíticas.
De lo que fue la estancia siglos atrás, actualmente se pueden ver sus restos de paredes, algunos pisos y carteles indicativos señalan qué se está viendo. El buen trabajo del museo que antecede el centro de la estancia, ayuda a recrear las construcciones originales y la vida en ellas.
Además, las filas de viviendas de los indios eran diferentes a las de otras reducciones. Entre sus ruinas se destacan los restos de obras utilitarias, como canalizaciones pluviales y los andenes de cultivo del huerto.
Gracias al rescate de la historia y su conservación, el Conjunto Jesuítico de Santa Ana fue incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, en el año 1984.
Además de ver, conocer y fotografiar los restos de la Misión, no deje de apreciar la exuberante vegetación, las aves, lagartijas y las coloridas mariposas que sobrevuelan la selva misionera.
Para visitar:
A 1 km. de la ruta nacional 12 y a 39 km. de la ciudad de Posadas.
Al sur de la intersección de las Rutas 12 y 103, en el acceso a Santa Ana.


.
- Sombras en Santa Ana
- Restos de Construcciones
- Plaza
- Ingresando a la Plaza
- Arbol