POBLADO PREHISPANICO DE WUATUNGASTA
Una gran incógnita se presenta al recorrer los pocos restos de lo que fue el Poblado de Watungasta, una aldea Inca que funcionó entre los años 1471 y 1536, entre lo que ahora conocemos como Tinogasta y Fiambalá.
Históricamente el poblado fue un lugar de descanso entre las postas que unían las actuales Argentina y Chile, antes suelo dominado por la cultura Belén y luego unido a un camino extendido por el Imperio Inca. Esta antigua ruta transcordillerana conectaba el Shincal de Quimivil, Watungasta de Abaucán, Viña del Cerro y Punta Brava de Copiapó siendo de gran apoyo logístico para las redes de tránsito pedestre o para caravanas.
Tan bien estaba pensado el camino y sus lugares de descanso que cada mediodía de viaje había una posta donde se podía tomar un respiro y luego continuar de manera segura. Por esa razón los españoles siguieron utilizando la misma ruta con sus postas para sus campañas.
Luego de los Incas las construcciones con cimientos de piedra y grandes muros de adobe fueron reutilizadas y remodeladas por los españoles. Watungasta o Batungasta tiene su significado en lengua cacán: gasta significa pueblo, y watun significa grande, por lo que se traduce como Pueblo Grande.
Este poblado fue estudiado y dado a conocer por el arqueólogo Samuel Lafone Quevedo en el año 1892 y a su vez Gunardo Lange investigó y dibujó un plano general del sitio. Pero las cronistas cuentan que a principios del siglo XVII Pedro Lozano ya mencionaba el pueblo en sus escritos.
Fue un sitio Inka con características únicas en el noroeste argentino, poseía un conjunto urbano con una doble plaza de armas o aukaipata, un escenario o ushnu y varias kanchas rectangulares y depósitos de alimentos o collcas. Lamentablemente el sitio ya no posee nada de su época de esplendor y actividad cotidiana, pero se la puede visitar libremente y recorrer las pocas paredes que quedan en pie.
Las ruinas se encuentran junto al río y quebrada de La Troya en el río y valle de Abaucán, a ambas orillas se pueden apreciar gran cantidad de ladrillos de adobe esparcidos en el suelo junto a las piedras de las murallas. Entre los restos se pueden distinguir partes de murallas, paredes y círculos de pircas.
Para llegar deberá prestar atención en la ruta ya que se puede acceder a pie desde la ruta 60 -a 30 kilómetros de Tinogasta- durante el recorrido de la Ruta del Adobe, donde visitamos diversas capillas y oratorios, rodeadas de olivares, desierto y montañas.
Para visitar:
En la confluencia de la Quebrada de La Troya con el valle de Abaucán, Tinogasta.


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